José Luis Navas. El cuarto encuentro. Novela. Visión Net. Madrid, 2006, pp. 14-15
- No, no. Yo me voy a mi dulce hogar, me meto en mi camita y lo veo en posición horizontal. Mañana tengo que madrugar. He de estar a las ocho y media en el periódico para ir con Vicente Talon a hacer una entrevista a un moro de esos que él maneja.
- Hombre, no digas que Talon es un manejador de moros, así como con desprecio. Estás hablando del periodista que mejor conoce la problemática de los países árabes. Y de guerras, ¿para qué hablar? Vicente se mete en las guerras de lleno. No es de los que se quedan en los hoteles de la retaguardia para informar desde la habitación con la copa cerca. A mí me consta que manda las crónicas siempre con olor a pólvora, escribe entre las metralletas, oyendo el estallido de las bombas. Lo malo de trabajar con él es que un día te va a convencer y no vas a tener más remedio que acompañarle a un viaje de los suyos y eso si es acercarse al peligro. Tu ya tienes la experiencia de Biafra.
-Desde luego. Yo a una guerra no vuelvo ni borracho y menos con el valenciano ese que, como tu dices, se la juega siempre.
miércoles, 14 de julio de 2010
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